Wednesday, October 23, 2013

Homilía de la Misa de Beatificación del año de la Fe - Tarragona, España

 Beatificación de los Mártires Españoles
Homilía 
Angelo Card. Amato, SDB 
AngeloAmato  




l. La Iglesia española celebra hoy la beatificación de 522 (quinientos veintidós) hijos mártires, profetas desarmados de la caridad de Cristo. Es un extraordinario evento de gracia, que quita toda tristeza y llena de júbilo a la comunidad cristiana. Hoy recordamos con gratitud su sacrificio, que es la manifestación concreta de la civilización del amor predicada por Jesús: «Ahora -dice el libro del Apocalipsis de San Juan-se cumple la salvación, la fuerza y el reino de nuestro Dios y la potencia de su Cristo» (Ap 12, 10). Los mártires no se han avergonzado del Evangelio, sino que han permanecido fieles a Cristo, que dice: «Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. Quien quiera salvar la propia vida, la perderá, pero quien pierda la propia vida por mí, la salvará» (Le 9, 23-24). Sepultados con Cristo en la muerte, con Él viven por la fe en la fuerza de Dios (cf. Col 2, 12).
España es una tierra bendecida por la sangre de los mártires. Si nos limitamos a los testigos heroicos de la fe, víctimas de la persecución religiosa de los años 30 (treinta) del siglo pasado, la Iglesia en 14 (catorce) distintas ceremonias ha beatificado más de mil. La primera, en 1987 (mil novecientos ochenta y siete), fue la beatificación de tres Carmelitas descalzas de Guadalajara. Entre las ceremonias más numerosas recordamos la del 11 (once) de marzo de 2001 (dos mil uno), con 233 (doscientos treinta y tres) mártires; la del 28 (veintiocho) de octubre de 2007 (dosmilsiete), con 498 (cuatrocientos noventa y ocho) mártires, entre los cuales los obispos de Ciudad Real y de Cuenca; y la celebrada en la catedral de la Almudena de Madrid, el 17 (diecisiete) de diciembre de 2011 (dosmil once), con 23 (veintitrés) testigos de la fe.
Hoy, aquí en Tarragona, el Papa Francisco beatifica 522 (quinientos veintidós) mártires, que «versaron su sangre para dar testimonio del Señor Jesús» (Carta Apostólica). Es la ceremonia de beatificación más grande que ha habido en tierra española. Este último grupo incluye tres obispos ­Manuel Basulto Jiménez, obispo de Jaén; Salvio Huix Miralpeix, obispo de Lleida e Manuel Borrás Ferré, obispo auxiliar de Tarragona -y, además, numerosos sacerdotes, seminaristas, consagrados y consagradas, jóvenes y ancianos, padres y madres de familia. Son todos víctimas inocentes que soportaron cárceles, torturas, procesos injustos, humillaciones y suplicios indescriptibles. Es un ejército inmenso de bautizados que, con el vestido blanco de la caridad, siguieron a Cristo hasta el Calvario para resucitar con Él en la gloria de la Jerusalén celestial.
2. En el periodo oscuro de la hostilidad anticatólica de los años 30 (treinta), vuestra noble nación fue envuelta en la niebla diabólica de una ideología, que anuló a millares y millares de ciudadanos pacíficos, incendiando iglesias y símbolos religiosos, cerrando conventos y escuelas católicas, detruyendo parte de vuestro precioso patrimonio artístico. El Papa Pío XI (once) con la encíclica Dilectissima nobis, del 3 (tres) de junio de 1933 (mil novecientos treinta y tres), denunció enérgicamente esta libertina política antirreligiosa.
Recordemos de antemano que los mártires no fueron caídos de la guerra civil, sino víctimas de una radical persecución religiosa, que se proponía el exterminio programado de la Iglesia. Estos hermanos y hermanas nuestros no eran combatientes, no tenían armas, no se encontraban en el frente, no apoyaban a ningún partido, no eran provocadores. Eran hombres y mujeres pacíficos. Fueron matados por odio a la fe, solo porque eran católicos, porque eran sacerdotes, porque eran seminaristas, porque eran religiosos, porque eran religiosas, porque creían en Dios, porque tenían a Jesús como único tesoro, más querido que la propia vida. No odiaban a nadie, amaban a todos, hacían el bien a todos. Su apostolado era la catequesis en las parroquias, la enseñanza en las escuelas, el cuidado de los enfermos, la caridad con los pobres, la asistencia a los ancianos y a los marginados. A la atrocidad de los perseguidores, no respondieron con la rebelión o con las armas, sino con la mansedumbre de los fuertes.
En aquel periodo, mientras se encontraba en el exilio, Don Luigi Sturzo, diplomático y sacerdote católico italiano, en un artículo de 1933 (mil novecientos treinta y tres), publicado en el periódico El Mati de Barcelona, escribía con intuición profética, que las modernas ideología son verdaderas religiones idolátricas, que exigen altares y víctimas, sobre todo víctimas, miles, e incluso millones. Y añadía que el aumento aberrante de la violencia hacía que las víctimas fueran con mucho más numerosas que en las antiguas persecuciones romanas.(2)
3. Queridos hermanos, ante la respuesta valiente y unánime de estos mártires, sobre todo de muchísimos sacerdotes y seminaristas, me he preguntado muchas veces: cómo se explica su fuerza sobrehumana de preferir la muerte antes que renegar la propia fe en Dios? Además de la eficacia de la gracia divina, la respuesta hay que buscarla en una buena preparación al sacerdocio. En los años previos a la persecución, en los seminarios y en las casas de formación los jóvenes eran informados claramente sobre el peligro mortal en el que se encontraban. Eran preparados espiritualmente para afrontar incluso la muerte por su vocación. Era una verdadera pedagogía martirial, que hizo a los jóvenes fuertes e incluso gozosos en su testimonio supremo.
4. Ahora planteémonos una pregunta: ¿por qué la Iglesia beatifica a estos mártires? La respuesta es sencilla: la Iglesia no quiere olvidar a estos sus hijos valientes. La Iglesia los honra con culto público, para que su intercesión obtenga del Señor una lluvia beneficiosa de gracias espirituales y temporales en toda España. La Iglesia, casa del perdón, no busca culpables. Quiere glorificar a estos testigos heroicos del evangelio de la caridad, porque merecen admiración e imitación.
La celebración de hoy quiere una vez más gritar fuertemente al mundo, que la humanidad necesita paz, fraternidad, concordia. Nada puede justificar la guerra, el odio fratricida, la muerte del prójimo. Con su caridad, los mártires se opusieron al furor del mal, como un potente muro se opone a la violencia monstruosa de un tsunami. Con su mansedumbre los mártires desactivaron las armas micidiales de los tiranos y de los verdugos, venciendo al mal con el bien. Ellos son los profetas siempre actuales de la paz en la tierra.
5. y ahora una segunda pregunta: ¿por qué la beatificación de los mártires de muchas diócesis españolas adviene aquí en Tarragona?
Hay dos motivos. Ante todo el grupo más numeroso de los mártires es el de esta antiquísima diócesis española, con 147 (ciento cuarenta y siete) mártires, incluido el obispo auxiliar Manuel Borrás Ferré y los jóvenes seminaristas loan Montpeó Masip, de viente años, y Josep Gassol Montseny de veintidós.
El segundo motivo nos VIene del hecho que, en los pnmeros siglos cristianos, aquí en Tarragona, ecclesia Pauli, sedes Fructuosi, patria martyrum, tuvo lugar el martirio del obispo Fructuoso y de sus dos diáconos, Augurio y Eulogio, quemados vivos en el 259 (doscientos cincuenta y nueve) d.C. en el anfiteatro romano de la ciudad.
Recordemos brevemente el martirio de estos dos primeros testigos tarraconenses, porque repropone la dinámica esencial de toda persecución, que, por una parte, muestra la arbitrariedad de las acusaciones y la atrocidad de las torturas, y, por otra, la fortaleza sobrehumana de los mártires en el aceptar la pasión y la muerte con serenidad y con el perdón en los labios.
Tarragona, sede de una floreciente comunidad cristiana, en el siglo III (tercero) d. C. fue objeto de una violenta persecución, por obra del emperador Valeriano. Fueron víctimas de ella el obispo Fructuoso y los diáconos Augurio y Eulogio. De su martirio tenemos las Actas, que nos transmiten los protocolos notariales del proceso, del interrogatorio, de las respuestas, de la condena y de la ejecución.(3) La captura de Fructuoso y de sus diáconos tuvo lugar la mañana del domingo del 16 (dieciséis) de enero del 259 (doscientos cincuenta y nueve). Llevado a la cárcel, Fructuoso rezaba continuamente y daba gracias al Señor por la gracia del martirio. Además, también allí continuó su obra de pastor y de evangelizador, confortando a los fieles, bautizando y proclamando el Evangelio a los paganos. Después de algunos días, el 21 (veintiuno) de enero, los tres fueron convocados por el cónsul Emiliano para el interrogatorio. Fructuoso y los dos diáconos se negaron a ofrecer sacrificios a los ídolos, reafirmando su fidelidad a Cristo. Los tres fueron entonces condenados a ser quemados vivos. Llevados al anfiteatro, el santo Obispo gritó con fuerza que la Iglesia no quedaría nunca sin pastor y que Dios mantendría la promesa de protegerla en el futuro.
¿Qué mensaje nos ofrecen los mártires antiguos y modernos? Nos dejan un doble mensaje. Ante todo nos invitan a perdonar. El Papa Francisco recientemente nos ha recordado que «el gozo de Dios es perdonar!... Aquí está todo el Evangelio, todo el Cristianismo! No es sentimiento, no es "buenismo"! Al contrario, la misericordia es la verdadera fuerza que puede salvar al hombre y al mundo del "cáncer" que es el pecado, el mal moral, el mal espiritual. Sólo el amor colma los vacíos, la vorágine negativa que el mal abre en el corazón y en la historia. Sólo el amor puede hacer esto, y este es el gozo de Dios!»(4)
Estamos llamados pues al gozo del perdón, a eliminar de la mente y del corazón la tristeza del rencor y del odio. Jesús decía «Sed misericordiosos, como es misericordioso vuestro Padre celestial» (Le 6, 36). Conviene hacer un examen concreto, ahora, sobre nuestra voluntad de perdón. El Papa Francisco sugiere: «Cada uno piense en una persona con la que no esté bien, con la que se haya enfadado, a la que no quiera. Pensemos en esa persona y en silencio, en este momento, recemos por esta persona y seamos misericordiosos con esta personan.(5)
La celebración de hoy sea pues la fiesta de la reconciliación, del perdón dado y recibido, el triunfo del Señor de la paz.
7. De aquí surge un segundo mensaje: el de la conversión del corazón a la bondad y a la misericordia. Todos estamos invitados a convertirnos al bien, no sólo quien se declara cristiano sino también quien no lo es. La Iglesia invita también a los perseguidores a no temer la conversión, a no tener miedo del bien, a rechazar el mal. El Señor es padre bueno que perdona y acoge con los brazos abiertos a sus hijos alejados por los caminos del mal y del pecado.
Todos -buenos y malos -necesitamos la conversión. Todos estamos llamados a convertirnos a la paz, a la fraternidad, al respeto de la libertad del otro, a la serenidad en las relaciones humanas. Así han actuado nuestros mártires, así han obrado los santos, que -como dice el Papa Francisco ­siguen «el camino de la conversión, el camino de la humildad, del amor, del corazón, el camino de la belleza».(6)
Es un mensaje que concierne sobre todo a los jóvenes, llamados a vivir con fidelidad y gozo la vida cristiana. Pero hay que ir contra corriente: «Ir contra corriente hace bien al corazón, pero es necesario el coraje y Jesús nos da este coraje! No hay dificultades, tribulaciones, incomprensiones que den miedo si permanecemos unidos a Dios como los sarmientos están unidos a la vid, si no perdemos la amistad con Él, si le damos cada vez más espacio en nuestra vida. Esto sucede sobretodo si nos sentimos pobres, débiles, pecadores, porque Dios da fuerza a nuestra debilidad, riqueza a nuestra pobreza, conversión y perdón a nuestro pecado.(7)
Así se han comportado los mártires, jóvenes y ancianos, Sí, también jóvenes como, por ejemplo, los seminaristas de las diócesis de Tarragona y de Jaén y el laico de veintiún años, de la diócesis de Jaén. No han tenido miedo de la muerte, porque su mirada estaba proyectada hacia el cielo, hacia el gozo de la eternidad sin fin en la caridad de Dios. Si les faltó la misericordia de los hombres, estuvo presente y sobreabundante la misericordia de Dios.
Perdón y conversión son los dones que los mártires nos hacen a todos. El perdón lleva la paz a los corazones, la conversión crea fraternidad con los demás.
Nuestros Mártires, mensajeros de la vida y no de la muerte, sean nuestros intercesores por una existencia de paz y fraternidad. Será este el fruto precioso de esta celebración en el año de la fe.
María, Regina Martyrum, siga siendo la potente Auxiliadora de los cristianos.
Amén.

Sunday, September 22, 2013

A un mes vista de un día histórico

Dentro de poco más de un mes, el próximo día 13 de octubre 2013 quedará inscrito en la historia de la archidiócesis de Tarragona como histórico y memorable, ya que junto con nuestros mártires, serán beatificados también otra multitud de siervos de Dios, originarios de diversas diócesis y congregaciones religiosas de España, víctimas de la persecución religiosa del siglo XX. Desde ahora sus nombres estarán inscritos en el Martirologio de la Iglesia y serán objeto de veneración y de culto.
Con ello, la Iglesia sólo desea exponer a la luz, ante todo, el testimonio de hombres y mujeres que murieron por causa de Cristo. Es decir, que si no hubieran sido de Cristo o no hubieran tenido fe, no los habrían matado violentamente. Y no les admira como héroes, sino como testigos de la fe. No es la muerte violenta lo que hace que uno sea mártir, sino la causa de esta muerte. Los mártires morían por Jesucristo, y tenían la certeza de que el destino de Cristo en la gloria era su propio destino. Jesucristo es la causa y el fundamento de todo martirio.
La glorificación de estos mártires es, en definitiva, una proclamación de paz y de reconciliación. Su martirio es una lección ante la historia y un ejemplo a seguir por los cristianos. Al fin y al cabo, la valentía de los mártires ante la muerte violenta no fue mérito suyo, sino una gracia de Cristo. La Iglesia, cuando beatifica a estos siervos de Dios, no lo hace por venganza, ni siquiera para una reparación de la justicia humana, sino para afirmar que el bien es siempre superior al mal. Es muy apropiado que Tarragona acoja esta emotiva ceremonia ya que, como hemos dicho en muchas ocasiones, el primer fulgor del martirio en tierras de Hispania brilló en la antigua Tarraco con el de los santos Fructuoso, obispo, y de sus diáconos Augurio y Eulogio. Por ello, la ceremonia de beatificación debe ser una fiesta compartida por las Iglesias de España, en comunión con el Santo Padre.
Con gran alegría invito a todos a participar en esta celebración en la que nos uniremos a las diócesis hermanas y a las familias religiosas, que acudirán a Tarragona para participar en una jornada que desearía hicierais íntimamente vuestra. Durante su vida el obispo Manuel Borràs Ferré y sus compañeros mártires formaron parte de las Iglesias que peregrinan en España y las sirvieron hasta el final, hasta derramar la sangre. Es justo, pues, que estas Iglesias estén presentes en la hora de su glorificación, recojan con amor su testimonio y den gracias a Dios. Es el mismo Espíritu quien nos une en la profesión de una misma fe, una fe por la que murieron los mártires. Que este día sea un día de alabanza a nuestro Salvador, y que, por la intercesión de tantos hombres y mujeres que murieron por causa de la palabra de Dios, nos sean dadas la verdadera libertad de espíritu, la firmeza y la pureza de la fe.
Tarragona, ciudad acogedora por excelencia, crisol de pueblos y de culturas, puerta del Cristianismo en España, abre ya sus brazos a los fieles de las diferentes diócesis españolas y les anima a que se unan a su alegría con motivo de un acontecimiento eclesial tan feliz.
Mons. Jaume Pujol Balcells
Arzobispo metropolitano de Tarragona y primado

Tuesday, August 27, 2013

522 mártires del siglo XX en España serán beatificados el 13 de octubre en Tarragona

Por orden alfabético de las diócesis de las causas

Ávila
 — 5 Sacerdotes diocesanos
Barbastro
 — 18 Benedictinos, de El Pueyo
Barcelona
 — 19 Hijos de la Sagrada Familia y 1 laico
 — 9 Mínimas y 1 laica
 — 1 Sacerdote diocesano (José Guardiet i Pujol)
Barcelona, Madrid, Valencia y Málaga
 — 24 Hermanos de San Juan de Dios
Bilbao
 — 2 Dominicos
Cartagena
 — 2 Franciscanos
 — 2 Sacerdotes diocesanos
Ciudad Real
 — 6 Trinitarios
Córdoba
 — 10 Carmelitas de la antigua observancia
Cuenca
 — 6 Redentoristas
Jaén
 — El Obispo Manuel Basulto, 3 sacerdotes diocesanos, 1 seminarista y 1 laico.
 — 1 Calasancia
Lérida
 — 2 Sacerdotes diocesanos ("Los Curetas de Monzón")
 — El obispo Salvio Huix Mirapleix
 — 19 Mercedarios de la Provincia de Aragón
 — 4 Carmelitas descalzos y 1 sacerdote diocesano
 — 66 Hermanos maristas y 2 laicos
Madrid
 — 19 Hermanos de las Escuelas Cristianas, 1 sacerdote diocesano y 1 laico
 — 9 Carmelitas de la antigua observancia y 16 Hermanos de las Escuelas Cristianas
 — 15 Hijas de la Caridad
 — El restaurador de los jerónimos (Manuel de la SF Sanz Domínguez)
 — 4 Siervas de María
 — 32 Capuchinos, de los conventos de Jesús de Medinaceli y de El Pardo.
 — 3 Franciscanas misioneras de la Madre del Divino Pastor
Madrid-Alcalá
 — 5 Religiosos de los Sagrados Corazones
Menorca
 — 1 Sacerdote diocesano (Juan Huguet Cardona)
Sigüenza-Guadalajara y Ciudad Real
 — 16 Claretianos
Tarragona
 — El Obispo auxiliar, Manuel Borrás, 66 sacerdotes diocesanos,
     2 seminaristas, 7 carmelitas descalzos, 20 benedictinos (de Montserrat),
     1 capuchino, 7 claretianos, 39 hermanos de las escuelas cristianas
     y 4 Hermanos Carmelitas de la Enseñanza
Teruel
 — 14 Paúles
Tortosa
 — 15 Sacerdotes Operarios Diocesanos

Valencia
 — 12 Hijas de la caridad y 1 laica
 — 2 Hijos de la Divina Providencia (orionistas)


Por estado eclesial

a) Diocesanos: 88 mártires
3 obispos (Lérida, Jaén y Tarragona)
82 sacerdotes (Avila, Barcelona, Cartagena, Jaén, Lérida, Madrid, Menorca y Tarragona)
3 seminaristas (Tarragona y Jaén)
b) Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos: 15 mártires
c) Consagrados: 412 mártires
74 hermanos de las escuelas cristianas
66 hermanos maristas
38 benedictinos
33 capuchinos
27 hijas de la caridad
24 hermanos de San Juan de Dios
23 claretianos
19 carmelitas de la antigua observancia
19 hijos de la Sagrada Familia
19 mercedarios
14 paúles
11 carmelitas descalzos
9 mínimas
6 redentoristas
6 trinitarios
5 religiosos de los Sagrados Corazones
4 siervas de María
4 hermanos carmelitas de la enseñanza
3 franciscanas misioneras de la Madre del Divino Pastor
2 dominicos
2 franciscanos
2 hijos de la Divina Providencia (orionistas)
1 calasancia
1 jerónimo
d) Laicos: 7 mártires
5 laicos (Barcelona, Lérida, Madrid y Jaén)
2 laicas (Barcelona y Valencia)

Total: 522 mártires

Sunday, June 30, 2013

Why is the City of Tarragona the host for the upcoming Beatification ceremonies on October 13, 2013? - ¿Por qué en Tarragona?

En Tarragona se conserva la tradición de los primeros mártires hispanos. Allí, en el anfiteatro romano el año 259, dieron su vida por Cristo el obispo San Fructuoso y sus diáconos San Eulogio y San Augurio. San Agustín se refiere con admiración a su martirio.


Friday, June 21, 2013

Beatification in Tarragona October 13 during the Year of Faith

El miércoles 19 de junio, a las 12,00 horas, ha tenido lugar una rueda de prensa para informar sobre la Beatificación del año de la Fe, que tendrá lugar el 13 de octubre en Tarragona. Entre otras cuestiones, se ha presentado la página web www.beatificacion2013.com.


En la rueda de prensa, han intervenido el Arzobispo de Tarragona, Mons. D. Jaume Pujol Balcells, y el Obispo Auxiliar de Madrid y Secretario General y Portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Mons. D. Juan Antonio Martínez Camino, S.J.



Wednesday, June 19, 2013

Beatification of Carmelite Martyrs of the Spanish Civil War of 1936 to take place in Tarragona, Spain October 13 2013

In the context of the Year of Faith, preparations for the beatification ceremony of more than 500 martyrs of 20th century Spain are under-way  The celebration will take place October 13 in Tarragona, the archdiocese in which many of these witnesses of the faith died, including their auxiliary bishop, Manuel Borràs Farré
Among the martyrs who will be beatified are bishops, priests, and laity, although the majority are religious.

Of these, eleven are Discalced Carmelites that died in Tarragona and Lleida between July and November 1936 in varying circumstances associated to the start of the Spanish War. One of them belonged to the province of Aragon and Valencia, and the rest were from the province of Catalonia and Baleares although two came from Navarre. The greater number belonged to communities in Tarragona and Lleida, where construction of the Shrine of Saint Thérèse of the Child Jesus was beginning. The newly beatified join 14 Discalced Carmelite martyrs from Catalonia who were beatified in Rome in 2007

Four Carmelite Brothers of Education, a now-defunct congregation founded in the 19th century by Blessed Francisco Palau, Catalonian Discalced Carmelite, also died in Tarragona. The few eyewitness testimonies that exist about their detainment, imprisonment, and death coincide on the valour and faithfulness of our brothers in the face of such dramatic circumstances. 

Without a doubt, the end of their lives was proof that they lived their Christian and Carmelite vocations deeply. 

Tuesday, October 30, 2007

Photographs from the day of the Beatifications in Rome - October 28, 2007

Here are some photos taken Sunday October 28 day of the beatifications in Rome.